El TFG genera preocupación, estrés y más de un dolor de cabeza a cualquier persona que se vea abocada a él. Además, saber por dónde empezar suele suponer un motivo de desconcierto añadido que puede acabar en bloqueo. Es importante tener algunas cosas claras antes de sentarse a teclear: ir por delante sabiendo lo que nadie te ha contado del TFG y conocer de antemano los fallos de principiante más comunes.
En este post daré claves para tomar buenas decisiones en un estadio inicial del TFG: cuando aún no se ha elegido el tema o ya se ha pensado pero surgen dudas sobre cómo enfocarlo. También ofrezco pistas para organizarse bien, ahorrar tiempo y que los primeros compases del TFG sean el inicio de una grata experiencia. ¡Sigue leyendo!

1. Piensa preguntas de investigación
Muchos de mis estudiantes me repiten: «No me sale nada sobre qué hacer el TFG». Esperar que la inspiración llegue sola es ineficaz. Para hacer un trabajo científico hay que pensar como un científico. [Aquí tienes algunas vías para generar ideas de investigación]. Cualquier TFG surge de hacerse preguntas y en su formulación estará el 80% de tu trabajo. ¿Será teórico o práctico? ¿Qué fenómeno estudiarás? ¿Qué diseñarás? ¿Con qué método? ¿Qué herramientas usarás?. Si eres capaz de tener una idea mínima de esto, ya tienes material para profundizar en una primera tutoría.
2. Habla claro con la persona tutora
Relacionado con el punto anterior, alimentar una relación fluida con el tutor es otro paso básico que tampoco llega espontáneamente. Hay que cultivarla, de la misma forma que cuidamos otras relaciones en la vida (pareja, amistades, vecinos). La primera tutoría debe ser una toma de contacto relajada y honesta. Hablad claro, si no os conocíais previamente presentaos y exponed vuestras ideas y expectativas sobre el TFG. En este momento da igual si se terminarán cumpliendo o no, lo importante es crear un clima de confianza en el que ninguno se sienta incómodo diciendo lo que piensa. Si eres estudiante, expón tus miedos y dudas con serenidad y muestra ganas de aprender. Si eres tutor o tutora, no juzgues precipitadamente, ayuda a que tu dirigido confíe en ti. Ponle plazos y tareas, pero dale herramientas y caminos por los que transitar. Juntos, saldrá todo mejor.
3. Organiza y cumple fases
Desde que a los 6 años nos sentamos en un pupitre, nuestra vida académica pasa a estar dirigida por otros. Los cursos van pasando y muchos estudiantes se ven terminando un grado sin haber aprendido nada sobre gestión del tiempo, métodos de estudio o gestión emocional. Saber organizarse para ser productivo con el TFG resulta fundamental: prepara esquemas, diseña un plan de investigación, ve a la biblioteca, lee todo lo posible sobre tu tema, crea una línea de tiempo con eventos críticos a superar y organiza tus carpetas de forma tal que puedas encontrarlo todo de manera sencilla y rápida. Son cosas que nadie va a hacer por ti pero que, bien resueltas al principio, te evitarán muchos sinsabores después.
4. Prohibido quemar etapas
La juventud es el momento de la intensidad y la escasa reflexión. Siempre deseando pasar rápido a otra cosa sin prestar atención a lo que queda atrás. A veces, esa mochila invisible de basura sin atender puede convertirse en una losa que alimenta la ansiedad ante el TFG. Para evitarlo, es bueno hacer breves pausas antes de finalizar cada etapa del camino: el inicio es el momento de las dudas, de cambiar lo que todavía no es firme, de hacerse todas las preguntas posibles. A medida que avancemos, ganaremos seguridad pero resultará más difícil deshacer lo andado. Cada tarea tiene su tiempo: disfrútala y saboréala antes de pasar a la siguiente.
Empezar el TFG es siempre arduo pero también una puerta que debe resultar estimulante y enriquecedora. En Docendo Discitur sabemos cómo apoyarte. ¡Consulta tu caso sin compromiso!