Cada 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Ya hemos hablado en este blog de los sesgos que afectan a la mujer en la Ciencia. También sabemos que las mujeres ambiciosas en el trabajo están mal vistas y los hombres las consideran peores jefes que si fueran varones. Hoy vamos a enfocarlo desde otra perspectiva: la influencia de la televisión en los estereotipos de género asociados a la Ciencia.
Viene este tema al hilo de un estudio publicado a comienzos de este año en el que se dice que los europeos confían en la ciencia pero la conocen poco: una buena parte de la ciudadanía cree que los antibióticos atacan a los virus (falso: solo son eficaces con las bacterias) o bien tiene limitados conocimientos sobre el funcionamiento de la Tierra y los efectos del cambio climático. A mayores, un reportaje también de inicios de este 2023 hace un interesante recorrido por la carrera de la actriz Gillian Anderson, conocida en la década de los 90 por interpretar a un personaje de la mítica serie Expediente X: el de la doctora Scully, cuyo apellido da título a este post. ¿Quieres saber cómo Expediente X hizo posible que miles de adolescentes quisieran ser como ella? Sigue leyendo y descubrirás una historia de ciencia, ovnis… y discriminación de género en la industria del entretenimiento.

Las dos series de culto de los años 90 del siglo XX fueron Twin Peaks, de David Lynch [Intro aquí] y Expediente X, de Chris Carter [Intro aquí]. En ella, los agentes del FBI Fox Mulder (David Duchovny) y la patóloga forense Dana Scully (la mencionada Anderson) se ven obligados a lidiar con toda clase de sucesos paranormales, en los que la ciencia se mezcla constantemente con supuestas amenazas imposibles de explicar. Una de las principales rarezas de la serie era precisamente la inversión de roles: como científica, la doctora Scully no cree que exista la vida extraterrestre, mientras su compañero Mulder es mucho más emocional por vivir obsesionado con la supuesta abducción de su hermana cuando era una niña. Según ha contado la propia Anderson, su llegada al elenco no auguraba nada bueno: en principio la cadena quería a una actriz de físico exuberante para contrarrestar a su compañero masculino y ella tardó tres temporadas en cobrar lo mismo que él. Algunos ejecutivos creyeron que los densos diálogos, una de las bazas de todas las tramas, podían disuadir a los telespectadores por estar poco habituados a escuchar a una mujer teniendo conversaciones intelectuales con un hombre. ¿La solución? Dana Scully se pasó bastantes episodios caminando varios pasos por detrás de Mulder mientras resolvían cualquier misterio.
Aún así, la doctora Scully acabó transformada en sex-symbol planetario sin dejar ver un centímetro de piel (aunque aborrecía que se lo mencionaran, razón por la que nunca sonreía en los posados promocionales) y, lo que es más importante: alentó miles de vocaciones científicas entres las adolescentes que veían la serie, en lo que se conoce como Efecto Scully. Para muchas mujeres, ver a una agente realizando su trabajo con profundidad y rigor científico mientras vestía trajes de chaqueta o gabardinas sin mostrar escote ni interés romántico en su compañero de trabajo fue toda una novedad. Bien es cierto que la serie fue perdiendo fuelle con el paso de las temporadas e incluso estropearon la sana asepsia de los personajes aumentando la tensión sexual entre sus protagonistas (con resultados bastante mediocres como era de esperar), pero su efecto ya había calado. La doctora Scully situó a las mujeres dentro de un mundo tradicionalmente masculino: la Ciencia. Hoy es mucho más común ver a médicas, criminólogas o analistas informáticas en series como CSI, Mentes Criminales o 9-1-1, entre otras muchas.
Y tú, ¿conocías el Efecto Scully? En Docendo Discitur siempre estamos al filo de la actualidad para que no te pierdas nada. ¡Feliz Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia!
FUENTES: La revancha de Gillian Anderson, la actriz despreciada por los ejecutivos y adorada por el público [Icon, 04/01/2023] y La mayoría de los europeos confía en la ciencia, pero no conoce más que los conceptos básicos [El País, 04/01/2023].