Despedimos agosto con olor y sabor a verano atípico… e incertidumbre. En breve comienza un nuevo curso académico en el cual nada será como lo conocíamos. Campus remotos, videoconferencias, protocolos específicos, planes de contingencia, modelos de docencia mixta… Conceptos que ya existían pero que nunca antes creímos que iban a formar parte de la vida universitaria se incorporan ahora a las guías docentes. Todo por obra y gracia de la enfermedad por COVID-19 o neumonía de Wuhan.
No sabemos qué va a pasar ni si volveremos a un confinamiento estricto como el vivido en marzo y abril de 2020. Lo que sí está claro es que nuestras expectativas y formas de vida y de socialización han cambiado. Del mismo modo, los procesos de enseñanza-aprendizaje se han visto sacudidos por un huracán que ha acelerado el proceso de no-presencialidad. Por ello, y a reserva de lo que el futuro nos depare, es conveniente trabajar desde nuevos escenarios con el capital de aprendizaje acumulado durante estos meses. Porque quiero creer que sí hemos aprendido (yo lo he hecho desde mi experiencia en una universidad pública gallega) y tenemos la obligación moral de aprovecharlo. Aquí van unas cuantas ideas para que cada cual las adapte a sus circunstancias.

1. Trabajo autónomo: no esperes a mañana
Una de las cosas que nos ha enseñado la pandemia es que a veces es imprescindible trabajar sin supervisión directa (ojo: esto no quiere decir a ciegas). Por ello, el trabajo autónomo del estudiante adquiere un valor estratégico fundamental. Esto también sirve, por supuesto, si vas a hacer el TFG o un TFM. Ve poco a poco, pero sin parar. Lo que hagas hoy, nunca te meterá prisa mañana… pase lo que pase.
2. Organízate: un buen calendario te ahorrará sustos
Para poder rendir bien y hacer que el trabajo autónomo que he mencionado funcione, tienes que organizarte. Intenta ir planificando tus tareas mensualmente y/o semanalmente. Programar trabajos o distribuir las fases del TFG o TFM lleva tiempo y es importante que lo prepares mínimamente antes de empezar. Aunque tu calendario debe ser flexible, diseñarlo a principio de curso te permitirá tener distribuida tu carga de trabajo en un vistazo. Reserva tiempo extra para preparar exámenes, para repasar y para descansar, especialmente en momentos clave. Incluir pausas forzosas planificadas te ayudará a no perder la motivación y a evitar el temido estrés académico.
3. Llena la despensa: haz acopio de materiales
Igual que la hormiga guarda provisiones para el invierno, conviene que te hagas una lista de los materiales de estudio que debes tener obligatoriamente (compra para uso personal indefinido) y aquellos otros que puedes utilizar de manera temporal (préstamo en biblioteca universitaria u otros canales). Así, te asegurarás poder contar con suficiente apoyo para seguir trabajando aunque por circunstancias extraordinarias volviera a cerrarse tu Facultad.
4. Busca entretenimiento de calidad
Además de los materiales digamos oficiales, también puedes aprender en tus ratos de ocio a través de cómics, novelas de ficción, series, documentales, videojuegos, películas, anime, juegos de mesa… Dependiendo de tema, siempre hay recursos interesantes que pueden complementar lo que estás investigando o viendo en clase… sin aburrirte. Igualmente, ver películas o escuchar la radio en versión original es un recurso eficaz en el aprendizaje de idiomas. No lo desaproveches.
En Docendo Discitur estamos siempre pendientes de la actualidad para atender todas las necesidades de un estudiante o persona investigadora. Tus dudas son mi carburante. ¡Consúltame sin compromiso!
2 comentarios en “4 consejos realistas para enfrentar la enseñanza post COVID-19”
Los comentarios están cerrados.