Después de mentalizarse para empezar bien un TFG o TFM, la segunda fase que más incertidumbre genera entre los estudiantes es la de buscar fuentes documentales para el marco teórico. Una fuente es, según el DRAE “principio, fundamento u origen de algo” y también “persona o cosa que proporciona información”. Para mayor aclaración, también nos dice que “beber de buenas fuentes” es, en sentido figurado “recibir conocimientos de buenos maestros o en buenas obras, o adquirir noticias de personas o en lugares dignos de todo crédito”. En definitiva, las informaciones más fiables y completas que podamos encontrar para situar y describir un tema concreto.
Sí, he escrito fuentes y no bibliografía, que es la primera palabra que al alumnado se le viene a la cabeza. Aunque muchos docentes y casi todos los estudiantes las usan como si fueran sinónimas, no son exactamente lo mismo. Mientras que las fuentes son las informaciones concretas que cualquier persona necesita para obtener y contrastar datos o hechos, la bibliografía es la “relación o catálogo de libros o escritos referentes a una materia determinada” y como disciplina, aquella que se ocupa “de la descripción y estudio de los libros y sus ediciones”. Por tanto, en tu TFG o TFM solo debes referenciar adecuadamente las fuentes utilizadas pero NO recopilar TODO (repito: TODO) lo que se ha publicado sobre tu tema, ni sobre la Historia del libro. Esa tarea lleva años y generalmente suele reservarse a tesis doctorales o a obras de consolidación y ampliación de la carrera investigadora.
Una vez hecha esta precisión léxica, volvamos al tema principal. ¿Cómo empezar a buscar? A continuación doy ideas que te pueden ayudar.

1. La fuente primigenia: el tutor
Si el tema es nuevo para ti o lo has trabajado poco anteriormente, pedir unas indicaciones al tutor o tutora será un excelente comienzo. Toma nota de las referencias que te dé pero eso sí, no esperes un exhaustivo listado de fuentes maravillosas y completísimas. Nunca debes abusar de la tutela exigiendo de su parte tareas inadecuadas. Su función no es darte la selección ya hecha, sino enseñarte el camino.
2. Manuales de referencia en tu tema
Busca buenos manuales que estén actualizados (no más de 5 años de antigüedad). Te ayudará a situaros en el marco general de la disciplina y a ver cuáles son las fuentes básicas que todo estudioso de dicho tema debe consultar.
3. Referencias contenidas en monografías
Los libros especializados son un paso más porque te colocan ya en la senda de tu tema. Por ejemplo, si tu TFG o TFM va sobre el TEA, además de consultar un manual sobre trastornos de la conducta, debes consultar material específico sobre TEA. Pero cuidado con copiar sin más las referencias de otros libros: es una forma de plagio que se detecta fácilmente y transmite una imagen muy pobre. Lo primero que pensará el tribunal es: “¿De verdad has leído tan poco que no puedes ofrecerme algo más original?” La idea es que combines distintos tipos de fuentes y ofrezcas tu propia selección.
4. Bases de datos bibliográficas
Imprescindibles para encontrar artículos científicos o papers, Existe gran diversidad de ellas, tanto multidisciplinares (que contienen información de varios campos) o como especializadas (que contienen información de un campo concreto, como Educación, Sociología, o Historia, por ejemplo). Aviso: Google NO Es una base de datos bibliográfica, aunque casi todos los estudiantes de hoy en día la usen como tal. Es importante que conozcáis las más importantes para vuestro ámbito y las consultéis en la biblioteca universitaria. En mi libro Sobrevivir al TFG ofrezco un amplio listado de bases bibliográficas para Humanidades y Ciencias Sociales.
5. Otro tipo de informaciones
En este epígrafe podríamos encuadrar cualquier información científica que no sea un libro, un manual o un artículo, como por ejemplo noticias de prensa, anuarios, fuentes estadísticas o demográficas, páginas web oficiales, informes, blogs, colegios profesionales, asociaciones, grupos profesionales de Facebook, etc.
Como ves, existen multitud de fuentes para obtener información, lo importante es saber llegar a ellas y, sobre todo, discernir si lo que nos ofrecen es válido y fiable para el tipo de TFG o TFM que estás haciendo. ¡Animo y a por ello! Recuerda que en Docendo Discitur dispones de una documentalista a tu servicio para ayudarte con esta fase.
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