Publicación y redacción científica, TFG, TFM

4 aspectos que distinguen un TFG brillante de uno mediocre

Vuelvo a centrarme en el TFG, ese proceso de investigación que muchas veces los estudiantes no saben cómo empezar o que puede provocar estrés y ansiedad. El plan de investigación resulta fundamental. Pero, ¿qué es lo que hace subir la nota de un TFG? ¿Cómo saber que realmente se está haciendo un TFG que responda a los estándares exigidos?

En mis años como profesora, he asistido a muchas defensas y he tenido en mis manos decenas de trabajos de alumnado. Creo estar en condiciones de saber qué es lo que hace que un TFG sobresalga por encima de otros y llene el ojo de cualquier evaluador. Ya he tratado en otro post detalles para destacar un TFG, pero en esta ocasión voy a centrarme en lo que lo que más valoran quienes tienen que calificar. ¿Quieres saber cómo dejar boquiabiertos a tus profesores con el TFG? Sigue leyendo.

Dedica tiempo a los puntos críticos de tu TFG y tendrás el triunfo asegurado [Imagen: Freepik]

4 cosas que tutores y tribunal valoran en un TFG

1. Objetivos claros y medibles

Saber qué es lo que vas estudiar en tu TFG y presentarlo bien es fundamental. Muchas veces el estudiante peca de excesiva ambición y el resultado se queda corto. Esto es un error habitual que penaliza y resulta fácil de evitar. Formula objetivos cortos, realistas y dentro de tu alcance. (Por ejemplo: Reflexionar sobre el hábitat de las ciudades e investigar de qué manera pueden arquitectos y urbanistas resolver preocupaciones medioambientales actuales, extraído de un TFG de Arquitectura). No estás presentando una tesis, así que siempre es mejor proponer tres objetivos claros que diez confusos y dejarlo todo a medias.

2. Metodología consistente

La metodología se revisa a fondo, con lupa. Ningún TFG pasa el primer filtro si hay fallos metodológicos. Busca la metodología más adecuada al tipo de TFG que quieras hacer y estudia a fondo sobre ella. Asegúrate de que esté validada y sea fiable. Empápate de sus pros y contras, crea un argumentario para el momento en el que te pregunten por qué la has elegido. El tribunal va a analizar si tu estudio es replicable y si has seguido el método científico. Cualquier inversión de tiempo en la metodología, renta después. Cuídala como cuidarías tu corazón.

3. Claridad expositiva

La organización de los capítulos del TFG debe hacerse en una fase temprana para no dar sensación de caos. Saber mucho de un tema no implica tener habilidad para exponerlo correctamente. Leer ayuda a escribir bien, pero tener un buen método de trabajo es igual de importante. No te metas en líos: párrafos estructurados, frases cortas, bien articuladas, con conectores y riqueza de vocabulario (si es específico del campo de estudio, mejor, por ejemplo menores en lugar de niños en un TFG de Derecho). Elige qué tipo de información debe ir en una tabla o en un gráfico para no llenar hojas de texto sin criterio. El objetivo es transmitir dominio del tema, solidez argumental, ideas claras y limpieza visual. Lee aquí: Escribir el TFG: 3 trucos que funcionan

4. Fuentes fiables, variadas y bien citadas

¿Llevarías a alguien a tu casa si está sucia o desordenada? Seguro que tienes clara la respuesta si no quieres dar mala impresión. Pues con el TFG pasa lo mismo: las fuentes son su carta de presentación. Si no están atendidas, van a dar el cante. Preocúpate de de leer y vaciar documentación científica suficiente, que cubra todos los aspectos del tema. Utiliza de forma homogénea la misma norma bibliográfica en todo el trabajo (por ejemplo: APA 7). Si tienes dudas, puedo ayudarte con la revisión y detección de errores en las distintas normas existentes. Y por favor, huye de la palabra webgrafía: está más pasada de moda que el teléfono fijo.

A veces, tendemos a complicarnos la vida, pero hacer bien el TFG es más fácil de lo que crees si prestas atención a lo importante. En Docendo Discitur puedo asesorarte de forma integral para que no se te escape nada. ¡Consúltame… y a triunfar!