Mi experiencia me ha confirmado que hay algo en todo TFG que trae de cabeza a todos los estudiantes: las citas bibliográficas. Utilizarlas bien y sobre todo, realizarlas correctamente preocupa a casi toda persona que realiza una investigación por primera vez. En mis clases como docente de la universidad pública le suelo dedicar seminarios prácticos porque lo considero transversal: es un aprendizaje que puede aplicarse a cualquier materia. Tras recibir numerosas consultas sobre el tema, he decido dedicar este post a responder dudas sobre este aspecto tan importante en cualquier TFG o TFM.

1. ¿Qué son las citas bibliográficas?
Una o más ideas procedentes de un documento ajeno de manera textual o parafraseada, que sirve de fundamento a otro trabajo de investigación: en este caso tu TFG o TFM. Las citas van colocadas en el texto, acompañadas de los elementos que identifican los documentos de los que han sido extraídas. Veamos ejemplos.
Cita no textual, sin comillas:
En la actualidad, el crecimiento de la población es el resultado de un menor número de fallecimientos anuales, más que de una mayor tasa de nacimientos. A finales de 2011, el número de personas en el mundo superó los 7 billones. De acuerdo con Faber (2015), para 2100, se espera que aumente a 10,9 billones. Más del 50% de estos 4 millones adicionales tendrá 60 o más años.
Cita literal o textual, debe ir siempre entrecomillada y con número de página:
“No todo niño o niña con una conducta inapropiada tiene trastorno del comportamiento (…). Lo que lleva al diagnóstico de un Trastorno del Comportamiento será la frecuencia y la intensidad de esa conducta negativista, oposicionista u hostil, y el deterioro en las relaciones escolares, familiares y sociales que esa persistencia e intensidad le acabarán provocando” (Angulo et al., 2008, p. 9).
2. ¿Para qué se usan?
Una cita es importante para ampliar un texto, reforzar o aclarar una idea a través de otros autores que han trabajado sobre ella, dar una definición o iniciar una discusión. Lo que transmiten las citas oportunas y bien hechas es, al fin y al cabo, un compromiso explícito de la persona autora del TFG con la ética científica, porque ofrecen al lector la posibilidad de consultar las fuentes de referencia que ha utilizado. Son el mejor antídoto contra la epidemia de plagio que nos asola y además, elevan la calidad de tu trabajo.
3. ¿Por qué debes incluirlas en tu TFG?
Fundamentalmente para enriquecer tu trabajo y mostrar respeto por los hallazgos científicos previos. Tienes que demostrar que no estás escribiendo una redacción o un texto literario fruto de tu imaginación. Ninguna persona investigadora lo sabe todo, y para llegar a mostrar sus resultados, tiene que leer y asimilar lo que han hecho otras personas anteriormente. Cualquier TFG con pocas o ninguna cita levanta sospechas sobre su calidad, así como sobre la ética científica del autor. Recuerda que plagiar es un delito.
4. ¿Qué es un estilo de citación?
Es codificación concreta que recoge la forma y el orden en que deben elaborarse y presentarse las citas y referencias. Son útiles para no olvidar ningún dato y para que el lector sepa a qué ámbito de conocimiento se refiere el TFG. Toda persona investigadora está obligada a conocer al menos el estilo dominante en su ámbito y a incorporarlo a sus trabajos. Un buen uso del estilo denota muchas cosas positivas del estudiante, pero sobre todo, muestra que sabe lo que hace.
5. ¿Cuántos estilos hay?
Existen muchos, aproximadamente una decena. Algunos muy modernos y otros con más de un siglo de antigüedad. Habitualmente, el exigido con mayor frecuencia en las universidades españolas es el Estilo APA por su facilidad de uso, pero la elección depende del ámbito al que se adscriba cada TFG. En este post solo voy a introducir los 3 más importantes:
Estilo Harvard – APA
Nace en 1881 en la Universidad de Harvard. Su principal características es la utilización de las citas en contexto con los formatos autor-fecha; (autor, fecha) o autor (fecha), dependiendo de los casos. La lista de referencias va al final del documento colocando los autores por orden alfabético. Este sistema de citas ha sido aplicado a la mayor parte de los estilos bibliográficos posteriores, como MLA y APA (con el que se acabaría fusionando). A día de hoy es uno de los más usados del mundo en disciplinas no médicas. [Bonus: Aquí tienes más de 100 ejemplos de referencias con Normas APA]
Estilo Chicago
Un poco más tardío que el anterior, pero igualmente muy conocido. El Manual se publicó por primera vez en 1903 con la intención de unificar los criterios para la presentación de referencias bibliográficas y citas en texto. Contempla una recopilación de normas ortográficas, gramaticales y léxicas, que en la actualidad se complementan con el uso de estilos. Tiene dos versiones: Chicago Humanities (para Humanidades) y Chicago autor-fecha (para Ciencias Sociales). Pese a su fama, está siendo desbancado por el Estilo APA, cada vez más dominante en el ámbito social.
Estilo Vancouver
Mucho más reciente, fue creado en 1978, por el International Committee of Medical Journal Editors (ICMJE) a resultas de una reunión en dicha ciudad canadiense. Es el más utilizado en Medicina y Ciencias Biomédicas, ya que las revistas de esta área suelen tener títulos muy largos. Busca establecer de un modo claro, sencillo y pertinente normas para la elaboración y distribución de estudios e informes biomédicos. A cada referencia utilizada se le asigna un número correlativo y se numeran en lista al final del documento; el número es obligatorio en el contexto de la cita. Establece normas y recomendaciones para la publicación de artículos científicos o papers, citas bibliográficas, ediciones, revisiones y para los títulos abreviados de las revistas, que deben ser los recogidos en el Index Medicus.
Este tema es muy amplio y seguramente volveremos sobre él en otros posts. Como resumen introductorio, seguro que te ha ayudado a descubrir detalles importantes. Recuerda que puedes consultarme tus dudas sobre citas y referencias. ¡No las descuides en tu TFG o TFM o te llevarás un disgusto!