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Más que plagio, usurpación: el extraño caso del médico ladrón investigado por la Comunidad de Madrid

El plagio es un tema recurrente en este blog. Como asesora e investigadora, me preocupa desde mucho antes de acaparar atención mediática por la legión de cargos políticos que se sirven de él sin miramientos. Pero el motivo que lo ha traído de nuevo a esta sección de actualidad va un paso más allá: la apropiación indebida de méritos. El País destapó recientemente el caso de un médico español que falseó su currículo atribuyéndose papers de otros investigadores con los que compartía apellido. El asunto se encuentra ahora bajo investigación. Pero pone de nuevo bajo los focos la locura de la presión investigadora (ya he hablado también en este blog de las Predatory Journals) y hasta dónde se puede llegar para promocionar en el ámbito de las Ciencias de la Salud.

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La presión por publicar es muy alta en áreas tan competitivas como Medicina, pero nunca justifica delitos ni malas prácticas éticas [Imagen: Pixabay]

He aquí los mimbres del caso. José María Calvo Vecino es un médico especialista en Anestesiología y Reanimación que el pasado mes de marzo se presentó al concurso para seleccionar al nuevo jefe de este servicio en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid. En su currículo incluyó hasta nueve papers de otras personas que se apellidaban igual que él, haciendo pasar por suyos méritos que no tenía. Un miembro del tribunal lo descubrió y alertó de las irregularidades a la Sociedad Española de Anestesia, Reanimación y Terapéutica del Dolor (SEDAR), que las ignoró. El hospital excluyó al candidato del proceso y no hizo nada más, sin notificarlo siquiera al Colegio de Médicos de Madrid.

Al parecer, los autores reales de los artículos son investigadores de México, EE.UU. y España que no tienen ninguna relación con José María Calvo. Muchos colegas y miembros de tribunales critican la inadecuada gestión de este caso. “Es un incentivo al fraude. Si al candidato la jugada le sale mal, solo pierde opciones a una plaza que de partida ya no tiene. Pero si le sale bien, aumenta las posibilidades de ser el elegido”, protestan fuentes anónimas del mencionado reportaje de El País. Al salir el caso en los medios, el Hospital Gregorio Marañón abrió una investigación. El Dr. Calvo alegó en principio que se trataba de un simple error administrativo, pero finalmente acabó dimitiendo de su puesto actual como Jefe de Servicio de Anestesiología en el Hospital Clínico de Salamanca, que ocupaba desde 2017. Un informe jurídico de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid considera que ha vulnerado varios artículos del Código Penal (el 390 y siguientes, sobre falsificación de documentos públicos, oficiales y mercantiles, y el 395, sobre falsificación de documentos privados) y está estudiando si remitirlo a la Fiscalía. Por otro lado, en Salamanca se preguntan si también optó con un currículo ficticio al puesto que se ha visto obligado a abandonar. Según Redacción Médica no se han detectado irregularidades ni denuncias posteriores.

¿Vale todo para construir una carrera investigadora? Por muy buen profesional que alguien sea en el ámbito clínico, la apropiación de contenido supone un baldón en su trayectoria, que siempre sembrará dudas acerca de esa persona y sus principios éticos. Este caso suscita muchos interrogantes que, me temo, quedarán sin respuesta. ¿Qué lleva a un profesional a robar de una forma tan burda? ¿Por qué nadie investigó a fondo el caso si alguien tan fiable como un miembro del tribunal mostró indicios sólidos? Y lo más inquietante de todo, ¿habrá más casos que no conocemos?

La reflexión que a mí me provoca todo esto es hasta dónde llega la perversidad de un sistema de méritos que prima la cantidad. De hecho, muchos docentes ni siquiera investigan para la universidad que les da de comer, como denunció el año pasado la química e investigadora oncológica María Vallet en una entrevista en El País en la que se quejaba de la falta de vocación científica y espíritu crítico. Desde luego, convertir la investigación en una pantomima burocrática (un candidato hace como que publica y los evaluadores hacen como que le puntúan) alimenta todo tipo de malas prácticas. Y esto es gravísimo. El plagio paraliza la Ciencia y, al final, son los descubrimientos científicos los que nos hacen avanzar. Es mucho lo que está en juego. La inversión en Ciencia e I+D+i sigue siendo un asunto pendiente en España y casos como este manchan la imagen de muchos hombres y mujeres que sí investigan de manera legítima. Porque puede parecer que engordar artificialmente un currículo es algo menor, pero dice mucho de quien lo hace y mucho más de quien no lo controla ni lo impide.

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