Suele pensarse que la tesis doctoral lo es todo en la vida de cualquier investigador/a. Si bien, como ya he explicado, permite alcanzar el grado más elevado dentro del sistema educativo reglado, no garantiza por sí sola el éxito. Además, no todos pueden llegar a ella, ni es indispensable para el desarrollo profesional en la empresa privada,
No tengo fórmulas mágicas, pero si puedo afirmar que hay otros aspectos que aportan valor al CV de cualquier investigador/a y no están (solo) en los libros. Hoy en día, el mundo está cada vez más tecnificado, los distintos sectores son interdependientes y la demanda de especialistas exige perfiles laborales muy diversos: personas capaces de adaptarse a los cambios y de elaborar respuestas imaginativas a problemas complejos. Para ello, es indispensable contar con destrezas variadas, como estas que a continuación desvelo.

1. Saber idiomas (incluso minoritarios)
Conocer otra lengua distinta de la materna es una ventaja muy importante que no admite discusión. El inglés es, nos guste o no, la lengua franca de la redacción científica y si no la conocemos, nos perdemos cosas interesantes. Pero, ¿qué pasa con idiomas con menos masa de hablantes que tienen potencial? Saber chino, ruso, árabe o rumano también puede suponer una ventaja adaptativa, precisamente por la escasez de candidatos/as con ese perfil. A la hora de aprender una tercera lengua o sucesivas, la diversidad juega a favor.
2. Manejar programas informáticos especializados
El mundo actual es digital y por tanto la manera de hacer y compartir conocimiento también lo es. Ya no basta con manejar bien un ordenador y escribir rápido en el procesador de textos: el investigador/a tiene que estar al loro de las novedades de su ámbito y conseguir formación en aquello que le puede resultar útil para su actividad. Programas de análisis de datos, de descodificación textual, de análisis estadístico, software de ayuda para alumnado con trastornos específicos, videojuegos educativos… Las posibilidades son infinitas. Y no siempre es necesario seguir un curso y obtener un diploma. Hoy los recursos son variados e incluso gratuitos, como los MOOC (Masive Online Open Courses). La capacidad auto-motivarse y de aprender por uno mismo/a denota curiosidad intelectual y puede revelar información interesante a un buen reclutador/a de personal.
3. Haber vivido experiencias en el extranjero
Lo habitual es que un/a doctorando/a realice como mínimo una estancia en el extranjero, especialmente si ha tenido la suerte de disfrutar de becas. Una vez realizada la tesis, también se suelen hacer de nuevo estancias fuera, dado que se tiene el tema muy fresco y hay posibilidades de que surjan publicaciones o colaboraciones con otros colegas. Pero además de viajar para conocer otras universidades u otras culturas de trabajo, también se pueden aprovechar experiencias como un voluntariado o un Interrail. En general, salir de la zona de confort y conocer mundo aporta siempre algo intangible pero muy valioso para cualquier persona: flexibilidad y apertura de miras. Y las empresas lo saben.
Como ves, el CV puede enriquecerse de muchas formas, además de con unas buenas calificaciones en el expediente. Lo fundamental para cualquier investigador es tener curiosidad, disciplina y ansia de saber. Si estás realizando tesis, TFM o TFG y quieres mejorar tus destrezas, no dejes de consultarme tu caso.
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