¡Y por fin llegó el día! Fue el pasado sábado 28 de septiembre, un día perfecto en el que hasta el sol rompió la monotonía nubosa para regalarnos su presencia. Presentar 39 escalones con vistas al mar en A Pobra do Caramiñal era para mí mucho más que un evento pendiente. Era algo profundamente emocional que necesitaba hacer para terminar bien el viaje de algún modo. Es el lugar donde elegí vivir, donde me siento a gusto y donde puedo realizar mi proyecto vital. Un trocito del mundo que tiene su propio peso específico en mi libro.
Tenía claro que no quería una presentación al uso y no lo ha sido. Rodeada de amigos y compañer@s, poco a poco fueron surgiendo los temas que hacen latir el corazón del libro: la (falta de) accesibilidad, la concienciación, lo que significa la parálisis cerebral y todo lo que hoy sabemos de ella, la importancia de normalizar la discapacidad, la integración laboral y, por encima de todo, la educación como base fundamental para la vida, para el empleo y para la sensibilización social. Si aún no has afrontado los 39 escalones, puedes pinchar aquí para conseguir tu ejemplar.
Fue divertido, ameno y sobre todo, cálido. Porque me sentí rodeada de múltiples brazos y alientos. Los mismos que me demuestran, una y mil veces, que A Pobra es mi lugar.
A mi padre y hermano, por tantas cosas, que no cabrían en este post.
A mi familia de elección, por ser, por estar y por todo lo que compartimos desde hace tanto.
A mis compañer@s del BNG, por estar siempre donde se les necesita.
A Mariquiña, por su sonrisa, por las tardes de playa y por los pinchos exquisitos.
A todos los que estuvisteis presencialmente. A los que no os fue posible, pero me hicisteis sentir la vibración de vuestro ánimo.
¡GRACIAS!
Docendo Discitur 