Desde que el TFG se instaló como requisito obligatorio en todas las facultades españolas, no solo se transformó la forma de enfocar los Grados universitarios, sino que se crearon toda una serie de industrias (más o menos camufladas) orientadas a resolver cuanto antes esta tarea. Pero el fenómeno de la compra-venta de trabajos o encargo de TFG no es nuevo. Hay constancia de fábricas de escritura académica en Gran Bretaña desde el siglo XIX (al ser tan competitivo quien más recursos tiene, va a ponerlos en juego para conseguir el ansiado título como sea). En los países anglófonos esta práctica se conoce como Essay Mill.
En España también existe y las Universidades lo saben. Además del tráfico de apuntes, hoy cualquiera puede comprar un TFG (su nivel de calidad es harina de otro costal). De hecho, este fenómeno ya ha generado investigación bibliográfica. Sirva de ejemplo este artículo sobre Publicidad en buscadores de las plataformas españolas de compraventa de trabajos académicos, del profesor de la UIB Rubén Comas, tal vez quien mejor está investigando sobre integridad académica y sus derivaciones.

Coincido con Jaume Sureda, otro estudioso del plagio, en que el hecho de que el estudiantado haya normalizado conductas fraudulentas es síntoma de otros males. El tema da para mucho y no es mi intención analizarlo aquí. La finalidad de este post NO es establecer la conveniencia ética de encargar un TFG a otros. Personalmente yo no lo compraría porque no me fío de nadie en este mundillo (véanse testimonios: Pagué para que me hicieran el TFG y me estafaron). A lo largo de 2021, una empresa plagió contenido de este blog hasta que se lo advertí. Amablemente dejaron de hacerlo porque, en realidad, no querían enlazarme como fuente si no les pagaba (!). En la primavera de 2022 volvió a pasarme de nuevo, en este caso con un blog que traducía mi contenido automáticamente al ingles (bastante mal). Lo que pretendo con este post es explicar cómo funcionan estas empresas para que sea el lector o lectora quien decida.
¿Cómo funciona una empresa que hace TFG?
Cuando este blog empezó a despegar en visitas, dos empresas con sede fiscal en el extranjero intentaron captarme como redactora. Me pudo la curiosidad e intenté saber más antes de rechazar. La premisa básica es entender que cualquier empresa quiere ganar dinero y esa ganancia se extrae a costa de dos cosas: la calidad de los TFG y las tarifas de los redactores.
El sistema es sencillo: contactan con varias personas y la que más barato lo haga, se lleva el encargo. De esta manera se evitan conflictos, pues las empresas instigan una competencia a la baja entre los posibles candidatos. Traducido: si la persona redactora está dispuesta aceptar tarifas irrisorias le darán un porcentaje por trabajo entregado. Es lógico que aspire a producirlos como chocolatinas para sacarse algo parecido a un salario. Ocurre que hacer un TFG o TFM de nivel universitario exige tiempo y habilidades específicas. En el caso de las Ingenierías, también conocimientos técnicos concretos difíciles de falsificar. Ninguna empresa está dispuesta a pagar tarifas dignas a profesorado especialista de todas las ramas del conocimiento porque se acabaría su negocio. No existen las fábricas rentables de TFG. Es explotación pura y dura: para cumplir los plazos exigidos, la vía suele ser plagiar. Y eso, además de ser un delito, ¡puede hacerlo un escolar de Primaria de diez años!
Comprar un TFG: ¿negocio o fraude?
Este tipo de empresas son legales porque se aprovechan de un vacío en la legislación (la vida suele ir por delante de las leyes). Es decir, pueden operar, pero otra es que realmente cumplan lo que prometen con los niveles de calidad exigibles. Podría darse el caso de que entregasen un TFG y estrictamente no sería un fraude pero ¿y si no sirve para presentar sin arreglarlo?. Antes de optar por una de ellas, ten en cuenta lo siguiente:
- Bueno y barato son mutuamente excluyentes. La mayoría de las veces, un precio discreto o muy bajo es un gancho para captar posibles clientes y si te he visto… adiós TFG.
- Los sellos de calidad tienen que estar validados por un organismo competente y reconocido nacional o internacionalmente. De lo contrario, tienen la misma confiabilidad que la capa de Superman.
- Los testimonios de éxito deben ser comprobables y esto es (casi) imposible porque nadie va a reconocer que ha recurrido a una empresa. Como la ley prohíbe dar datos personales, podrían estar falsificados o inventados.
- El sitio debe tener un aviso legal o pestaña de «Quienes Somos». Si no es posible hallar una responsabilidad clara, conviene huir.
- Los foros pueden ayudar con las referencias, pero la mayor parte de los que he investigado tienen hilos antiguos, rotos o están llenos de trolls. También se han dado casos de empresas que se hacen pasar por clientes descontentos para desprestigiar a la competencia.
Dicho esto, no es lo mismo pedir ayuda o asesoramiento puntual para hacer el mejor TFG o TFM, que comprarlo íntegro. Ten cuidado con las gangas y no apures los plazos de tu TFG porque un cliente desesperado es un cliente que cualquiera está dispuesto a captar. Además del dinero, está en juego tu TFG o TFM. Si necesitas orientación, Docendo Discitur es tu blog: no dudes en consultarme.
2 comentarios en “Comprar TFG: ¿merece la pena?”
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