El mercado de trabajo es un tema complejo si hablamos de estudios superiores. A mayor nivel de estudios, mayor empleabilidad. Este es un razonamiento que no se ha puesto en cuestión, aunque en los últimos años ha ido ganando matices. Algunos muy profundos. El cambio en los perfiles laborales y la aceleración tecnológica han contribuido a desarrollar nichos de mercado impensables hace solo veinte años. Y lo cierto es que la universidad tradicional no es capaz de seguir ese ritmo.
Un estudio de la Fundación Universidad Empresa concluye que el 60% de los egresados no se siente bien preparado para cumplir con las demandas de su potencial mercado laboral y un 70% cree que la formación universitaria no se adapta a las necesidades empresariales. Además, carreras como Periodismo acumulan altas tasas de arrepentimiento cinco años después de egresar. Un asunto espinoso si tenemos en cuenta que ese desfase repercute en la empleabilidad y en la reputación de la enseñanza superior. Así las cosas, no resulta extraño el tirón de la Formación Profesional como alternativa razonable y más realista.
La universidad pública española arrastra vicios de tiempos pretéritos (como la endogamia, el exceso de burocracia o el envejecimiento del profesorado) y no se caracteriza por su dinamismo en la adaptación a los cambios. [Puedes leer aquí: 3 enseñanzas de la COVID-19 que la universidad pública debe metabolizar para sobrevivir] Justo lo contrario de ciertos centros privados, que han visto una oportunidad en la enseñanza 100% online y la atención personalizada más cercana al modo de vida del alumnado actual. Para tener éxito en el mundo laboral, no basta con aprobar un conjunto de asignaturas ni presentar un CV lleno de diplomas. Ni siquiera saber qué decir en la entrevista de trabajo. El objetivo de este post es desglosar habilidades que se desarrollan al investigar haciendo un TFG, TFM o tesis y que no responden al estándar evaluable clásico. Sigue leyendo para descubrir un secreto del éxito en la búsqueda de empleo.

1. Pensamiento creativo: Thinking outside the box
El «pensar fuera de la caja» tan del gusto anglosajón ayuda a encontrar soluciones donde otros solo ven problemas. Pero no existe un manual para aprender a hacerlo ni se entrena escupiendo lo aprendido a través de un examen olvidable a las pocas horas. Investigar desarrolla la capacidad de reflexionar, de darle vueltas a un asunto hasta encontrar la respuesta a la pregunta de investigación, o al menos el camino para llegar a ella. Investigar requiere práctica y se parece a practicar sexo o montar en bicicleta: cuanto más lo hacemos, más ganas tenemos de perfeccionar lo que ya sabemos hacer. Pensar de manera creativa no solo aumenta la productividad y reduce el estrés, sino que ayuda a tomar mejores decisiones. Las empresas lo saben, lo buscan y lo premian.
2. Manejo de información crítica
Para alcanzar una toma de decisión hay que estar informado. En le empresa y en la vida. El mismo proceso de documentación que sirve para un buen marco teórico del TFG, TFM o tesis, va a poder ser utilizado después para preparar cualquier evento crítico en el trabajo, ya sea la viabilidad de un proyecto, afrontar una reunión, una búsqueda de financiación o solicitar un aumento de sueldo. Una persona empleada que es capaz de manejar grandes cantidades de información filtrándola y extrayendo de ella lo importante con capacidad crítica es un buen activo en cualquier puesto ya que minimiza el riesgo de pérdidas o resultados no deseados en la empresa. Lo saben bien en Reino Unido, donde los historiadores son cotizados hasta en el sector bancario. ¿Sorprendente? No tanto si pensamos en que nuestro amplio perfil nos permite tener perspectiva y manejar gran cantidad de datos con rapidez. El resultado: mayor capacidad para analizar tendencias, comparar procesos y anticipar cambios.
3. Auto-organización y resiliencia
Investigar es una actividad intelectual de alto nivel que exige tiempo, autonomía, soledad y paciencia. Los resultados no llegan a la primera y es la propia persona investigadora la que establece sus tiempos y sus objetivos. [Puedes leer aquí: 3 cosas que debes aprender a usar si quieres ser productivo en tu TFG]. Lo que puede resultar estresante mientras se hace un TFG, TFM o tesis se convierte en una práctica valiosa para soportar la presión en cualquier trabajo. Ningún jefe o jefa desea tener que vigilar al personal a su cargo 24/7 y nadie quiere tener por compañía en la oficina a alguien que se ahoga en un vaso de agua. La capacidad de organizarse sin supervisión y la resistencia a los contratiempos desarrollan el carácter y otorgan un plus de satisfacción a la consecución del objetivo. No hay mejor motivación que la interna y esa solo puede alimentarse individualmente, igual que durante un proceso de investigación. Combatir contra uno mismo es algo más que un reto intelectual: es un entrenamiento para la vida y el trabajo que nos hace ser más valientes y proactivos.
¿Eras consciente de estas habilidades ocultas? Como ves, hacer un TFG, TFM o tesis aprovecha más de lo que a primera vista parece. No malgastes tu tiempo creyendo que es inservible, porque se asemeja mucho a la realidad. Disfruta de la experiencia y si necesitas ayuda, Docendo Discitur puede ayudarte. ¡Suerte!
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