Actualidad, Psicología y emociones

Hablemos de ese 20% que quiere dejar la universidad

Un clásico del mes de junio, además de la entrega de notas, las hogueras de San Juan y el calor, es el acceso a la universidad. Todos los años somos bombardeados por noticias sobre el tema: qué estudiar, cuáles son las carreras con mejores salidas o cuáles son las que conducen sin remisión a la desgracia del paro. Una vez bajada la fiebre, el asunto desaparece… hasta el próximo año. Que los mecanismos para acceder a la universidad tienen disfunciones lo sabemos quienes nos dedicamos a la docencia. Que haya voluntad para crear una prueba que filtre y encamine correctamente a cada cual según sus aptitudes, es mucho más discutible.

No entraré a analizar aquí algo tan complejo como el acceso a la universidad (aunque tengo clarísima cómo sería la prueba si yo tuviera la responsabilidad de diseñarla). Lo que me preocupa es que no todo es felicidad y experiencias transformadoras para quien haya conseguido una plaza en el Grado de sus sueños. Según un estudio publicado en 2024 por la operadora de residencias universitarias Nido Living, un 23% de los universitarios españoles se ha planteado seriamente abandonar la universidad. Esta cifra dobla e incluso triplica la de países como Dinamarca (11%) o Irlanda (9%). ¿Por qué? De eso, de causas y estrategias dirigidas a esa parte minoritaria de las estadísticas, va este post.

Motivación y acompañamiento pueden reducir el abandono universitario [Imagen: Pexels]

Causas de la desmotivación estudiantil

El estudio citado resalta que el 37% de los universitarios sufre estrés o ansiedad, siendo este el primer conflicto al que se enfrentan durante su etapa estudiantil. Este mismo porcentaje aumenta al 50% en el caso de Dinamarca o al 52% en Irlanda. En España, otros problemas que experimenta el alumnado es la búsqueda del equilibrio entre el trabajo y los estudios (34%), la confianza en uno mismo (31%), conocer gente nueva (25%) o la soledad (20%). En menor medida, un 7% de los universitarios sufre algún tipo de discriminación y un 2% asegura que sufre acoso o bullying.

4 tips para reducir el abandono universitario

Vaya por delante que no pretendo dar soluciones mágicas, ni creo que haya una única causa. Pero, desde mi experiencia como docente, percibo que la universidad no termina de adaptarse para sobrevivir en entornos cada vez más cambiantes. Tal vez esa sea la raíz de un problema que se extiende a las hojas del árbol, es decir, a la savia nueva que debería nutrirlo y enriquecerlo.

Desde mi trato diario con los jóvenes, yo propondría 4 medidas cuyo éxito depende de una combinación de inversión (o sea, dinero) y cambios de mentalidad.

1. Hacer atractiva la entrada

El primer año es fundamental. ¿Quién se quedaría a vivir varios años en un lugar que da cringe? He conocido gente que terminó una carrera que no era su primera elección porque descubrió que le gustaba. Crear un primer año con complementos externos que permitan conocer bien el campus (Curso Cero, visitas guiadas a la biblioteca, descuentos en servicios como comedor, gimnasio o piscina, encuentros con egresados…) ayuda mucho a hacer la transición del Bachillerato a la vida adulta.

2. Renovar metodologías

Algunas prácticas siguen intactas desde el medievo y hasta una historiadora como yo puede darse cuenta de que piden un aggiornamento. Para mí, uno de los puntos débiles de la universidad es la clase magistral (y el PowerPoint mal hecho). No está mal en sí misma, pero su abuso la ha convertido en un elefante que nadie parece ver en la habitación. Además, el sermón académico ha muerto desde que existe Wuolah. Los jóvenes de hoy son visuales y digitales: necesitan metodologías dinámicas, como la flipped classroom o el learning-by-doing que les permitan implicarse en lo que hacen desde las primeras etapas. Sí, es posible que no lo hagan perfecto, pero de eso se trata: ¡están aprendiendo! Mantener la motivación y sentir que desarrollan habilidades es clave. Lo que se bien se siembra al principio, dará su fruto al final.

3. Favorecer itinerarios híbridos

La formación es contemplada en la actualidad desde un prisma amplio y cambiante. Hace medio siglo, se estudiaba para ejercer la misma profesión hasta la jubilación. Hoy se estudia para estar al día, para ampliar capacidades, para responder a retos, para reinventarse. ¿Acaso no puede alguien ser bioquímica y regentar un taller de encuadernación? ¿O un profesor de literatura jubilado al que siempre le ha fascinado la química? ¿O una ingeniera informática restauradora de muebles? La variabilidad de un aprendizaje continuo a lo largo de la vida, vaticinado por Jacques Delors en 1996 en un espléndido libro titulado La educación encierra un tesoro (o también simplemente Informe Delors), exige a la universidad una adaptación forzosa a nuevos perfiles de alumnado. Crear Campus Virtuales que alternen la presencialidad con el estudio dirigido en remoto puede ayudar a disminuir la ansiedad e incorporar a aquellas personas que compaginan estudios con trabajo u otras circunstancias personales especiales.

4. Fortalecer el acompañamiento psicológico

Además del rendimiento académico, el estudiantado necesita cuidar su salud mental y aprender a afrontar el estrés. En Grados como Medicina, mucho más largo que el resto, resulta fundamental para terminar con éxito y llegar a ejercer. Los Gabinetes Psicopedagógicos son fundamentales, no solo desde el punto de vista emocional, sino también para implementar técnicas de estudio eficaces y acompañar al alumnado. Lo más importante es que la persona conozca los recursos disponibles (becas, ayudas, asociaciones, apoyos) orientados a evitar el abandono. ¡Nunca es tarde para empezar de cero! Lo realmente invalidante es no llegar a intentarlo.

¿Eras consciente de la problemática del abandono universitario en España? ¿Lo has vivido en tus carnes? ¿Te has dado una segunda oportunidad? ¿Estás disfrutando ahora del Grado que no pudiste cursar en su momento? Sea cual sea tu situación, en Docendo Discitur estoy dispuesta a echarte una mano. ¡Consúltame!