Mal que nos pese, la Inteligencia Artificial (en adelante, IA) ya está aquí y forma parte de las herramientas con las que los estudiantes tratan de optimizar sus tareas. Antes fue la Wikipedia, y mucho antes, la Enciclopedia Encarta, El Rincón del Vago, o Patatabrava. En nuestros días, Wuolah es un repositorio ingente que se mantiene activo gracias a su sistema de recompensas. Nada nuevo: solo cambian las formas al ritmo de los tiempos.
Este post podría iniciarse diciendo que ChatGPT es el mal de nuestro tiempo, que hace inepto al estudiantado y está destinado a arruinar la enseñanza. Pero todo eso es mentira. ChatGPT no es indetectable, como ya he demostrado en este blog al hablar de su uso en el TFG. Simplemente es una tecnología más; intentar prohibirla es como pretender acumular agua con un tenedor. Quizás el reto resida en entenderla y saber usarla.
A finales de 2024, un reportaje de El País recogió testimonios de jóvenes universitarios: «Desde que lo uso, pienso menos por mí misma y me esfuerzo muchísimo menos. Yo tengo cualquier cosa que hacer y me voy a preguntar a ChatGPT, ni lo intento entender yo». «Para mí, supera a Wikipedia, es más sencillo de usar y acabas encontrando cosas que buscando por tu cuenta, ya sea por falta de información o formación, no acabaría encontrando». «Yo lo uso para el miedo del primer párrafo en blanco, te ayuda, te da un punto de apoyo para empezar a hilar por tu cuenta tus ideas». ¿Qué tienen en común estas explicaciones?: MIEDO A LO DESCONOCIDO. ChatGPT facilita las cosas porque amortigua ese salto sin red que es para los jóvenes de hoy la universidad. Sus profesores creen que estudian porque las horribles clases magistrales parecen funcionar, pero la realidad es que se las arreglan como pueden, al menos en Humanidades y Ciencias Sociales que es el ámbito que mejor conozco.
Este post da pistas para aprovechar el potencial de ChatGPT sin perder la capacidad crítica (o sea, la que nos hace humanos). ¿Quieres usar bien ChatGPT? Sigue leyendo.

4 maneras de usar BIEN ChatGPT en la universidad
1. ChatGPT automatiza tareas sin valor añadido
La IA generativa puede servir para todas esas tareas tediosas puramente instrumentales, que no aportan nada al TFG pero sirven para llegar al resultado final: crear un calendario, fijar recordatorios o, en último caso, preguntarle: ¿Me queda algo más por repasar/hacer/corregir? La memoria humana es limitada y el estrés juega malas pasadas. Optimizar el tiempo para utilizarlo en lo que realmente importa (leer, seleccionar, contrastar) es una estrategia inteligente.
2. ChatGPT es un cómodo asistente de búsqueda
Bien empleada, la IA nos ayuda a encontrar mayor cantidad de información de manera más rápida. Pero no podemos olvidar que el algoritmo solo recupera lo que ya esté en la web, por lo que puede haber repeticiones, duplicidades e incluso alucinaciones. Cruzar datos a posteriori es imprescindible para cribar con calma (y criterio) el material encontrado, depurar lo que no sirve y afinar las preguntas de búsqueda.
3. ChatGPT amplía las fuentes de información
¿Y si hay un paper buenísimo que desconocías escrito en… ruso, pongamos por caso? La IA puede sacarte de algún atolladero bibliográfico. ¿Por qué no aprovecharlo? A medida que vamos depurando las preguntas de búsqueda, podemos ampliar las fuentes a partir de las cuales elaborar los trabajos y tareas. Si después persisten las dudas, hay una solución que siempre funciona: visitar la biblioteca universitaria.
4. ChatGPT debería contribuir a evitar el plagio
Servirse de la IA optimiza tiempo y esfuerzo, pero no es ninguna panacea. De nada vale repetir los errores e inexactitudes de otros. Evitar el plagio es imperativo siempre, pero más si hemos utilizado ChatGPT. Un repaso exhaustivo de las fuentes y un rastreo de las mismas por parte del autor aumentarán la calidad del trabajo. Conviene desconfiar de los textos mal redactados, sin fuentes o que incluyan afirmaciones acientíficas. Pensar, relacionar variables, analizar sesgos y sacar conclusiones siguen siendo actividades cognitivas propias del ser humano. ¡Entrenémoslas!
Oponerse a los cambios es batalla perdida, especialmente con la generación de los nacidos en el siglo XXI que no concibe la vida sin Internet. ChatGPT es el más sofisticado de los ingenios a su alcance (por ahora), pero el reto es evitar que atrofie la capacidad de razonar. En tiempos de podredumbre cerebral (brain rot o intoxicación por bulos en redes sociales, fue la palabra del año 2024 para el diccionario Oxford) la IA puede ayudarnos o esclavizarnos. Y tú, ¿sabes elegir bien? En Docendo Discitur siempre estamos dispuestos a echarte una mano.
FUENTE: Todos los entrecomillados proceden de: «ChatGPT ya tiene plaza fija en la universidad», El País, 20/12/2024.
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